El milagro de la locura
- Luis Carlos Velasco Morales
- 28 abr 2019
- 2 Min. de lectura

Hasta la locura, te amo Señor.
Ya no quedan dudas en mi corazón de que te amo, Señor.
Quiero amarte hasta el esfuerzo, sin reservas darme por entero. Como los que se han enamorado, yo te canto mi amado hasta el final.
El 21 de abril de 2019 decidí empezar este viaje en el mundo de las letras intentando buscar la paz, la calma y sobretodo la luz para seguir luego de que todo perdiera sentido al ver como la persona que había amado se iba.
No fue fácil comenzar y más cuando en ese momento mi único deseo era desaparecer y dejar de sentir. Estaba dispuesto a botar todo sin reconocer cuál era mi misión, sin agradecer por todo lo que he pasado y sobretodo sin pensar en el daño que iba a ocasionar a tantas personas que me aman y que por ceguera emocional y espiritual no veía.
Las primeras letras fueron la llave para que todo el dolor que en ese momento inundaba mi cabeza, mi corazón y mi vida comenzará a visibilizarse como si de un rompecabezas se tratara. Palabra a palabra fueron marcando el camino por el que las lágrimas que rodaban como cascada empezaran a parar con ese aire de calma que fue llegando.
Y fue en esa sensación de paz que me quedé observando fijamente el cianuro que había conseguido para terminar con mi vida, mientras sonaba la canción Hasta la locura de Pablo Martínez, cantautor argentino, que preciso salió en mi lista de reproducción... Por casi 3 minutos mi mirada quedó clavada en ese frasquito, sin pensar en nada sin oír nada.
Luego seguí con la escritura sintiendo como salía cada cosa, pensando cómo todo lo que había pasado solo era así para fortalecer lo que soy, para entender lo que soy. Terminado el primer texto me sentí cansado con ganas de poder conciliar el sueño y con la idea de seguir con este proyecto con el fin último de soltar para volar y así lograr ser un hombre nuevo que convirtió su dolor en aprendizaje y bases para una felicidad estable y duradera.
Nota: Me bastó dos horas y 30 mil pesos para adquirir el cianuro. De razón en este país la tasa de suicidios es cada vez más alta.
El jueves de esa semana devolví al laboratorio el cianuro pues tuve miedo de botarlo por ahí.
Debemos seguir trabajando para salvar vidas y alegrar el mundo.
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