La maestra y la amiga

Todos algunas vez hemos tenido esos jefes que nos marcan la vida, ya sea por su temperamento o por su forma de tratar a las personas. En mi caso la persona que lo hizo se llama Martha Patricia Briceño Cárdenas.

La conocí en el 2009, año en el que por invitación de un docente de la universidad donde estudiaba hice un reemplazo en el área de comunicaciones en un congreso de pedagogía que se realizó con más de mil docentes venidos de todo el país en Bogotá.

No pensé jamás encontrarme con alguien con su templanza, con esa capacidad de liderazgo pero sobretodo con su inteligencia. De a poco se fue volviendo esa maestra que te lleva a los límites para sacar lo mejor de ti. Fue ella la que me enseñó cómo organizar la vida laboral y cómo ser un verdadero líder. Gracias a ti soy este profesional que con aciertos y errores ha crecido a pasos agigantados.

Hoy cuento con la fortuna de poder decir con el pecho inflado que me siento muy contento de haber sido su discípulo y amigo.

Mi querida Patty, te quiero infinitamente y no me bastará esta vida para agradecer todo lo que has hecho por mí. Gracias por ser mi maestra, mi amiga y muchas veces esa mamá que sin piedad me hizo entrar en razón.