Venezolanos...

Realmente es muy doloroso ver a tanto venezolano por ahí caminando en las calles de Colombia. He visto a cientos por las carreteras del Quindío durante este viaje de trabajo.

Pueblos como La Tebaida o ciudades como Armenia están abarrotadas de ciudadanos del vecino país ¿Y qué se hace por ellos? Pues mucho, la iglesia y el Estado hacen su mejor esfuerzo pero la situación se vuelve algo incontrolable.

Sin embargo, es muy lamentable que esto se vuelva un negocio de cooperación internacional, sumado al olvido que por atender a estos ciudadanos se hace de los colombianos.

No es justo que se priorice atención sobre las necesidades de nuestro pueblo colombiano. Lo vi y lo he visto en algunos lugares: si usted es colombiano espere que priorizamos a venezolanos.

Es aquí donde esa xenofobia arraigada en casi todos fluye y se generan esos actos de odio contra esta gente que sufre las consecuencias de las malas políticas del país hermano.

En lo personal pasé por etapas de indiferencia, fastidio y hasta odio por los venezolanos. Se agudizó luego de saber que mi ex andaba con uno. Sin embargo, viendo a los niños, a las mujeres embarazadas y sobretodo pensando que mis hermanos colombianos aún hoy padecen lo mismo por la guerra del país, me di cuenta que ese flagelo es tan duro que no soy quién para rechazarlos.

Mi llamado es para que se brinde ayuda igual. No somos Suiza y nuestro indicador de pobreza es muy alto. Qué las instituciones que viven de las ayudas y donaciones verdaderamente lleguen a los necesitados y no se queden en sus arcas o solo en venezolanos.